10. Valle de Boí
El verdísimo Valle de Boí es uno de los rincones más encantadores de toda la península. A lo largo de valles y sierras pirenaicas se suceden pueblecitos de aires medievales que parecen congelados en el tiempo. Y si no, maravíllate con las fabulosas pinturas que decoran todas y cada una de las iglesias románicas del valle desde Sant Feliu de Barruera a Santa María o Sant Climent de Taüll. Todo el conjunto es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y una muestra excelente de cómo arte y naturaleza pueden convivir en completa harmonía.
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